¿Qué podría cambiar la composición monetaria de las tenencias de reservas de los bancos centrales?

Alina Iancu, Neil Meads y Yiqun Wu trabajan en el Departamento de Estrategia, Política y Revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que Martin Mühleisen es el ex director de este departamento.

Las monedas que mantienen los bancos centrales como reservas de divisas se han mantenido en gran medida estables durante décadas. Los cambios en la composición de estas propiedades pueden, en el mejor de los casos, describirse como de ritmo glacial.

Pero los cambios geopolíticos y las revoluciones tecnológicas están remodelando la economía global y el uso internacional de las monedas. Estas fuerzas, y las consecuencias de la pandemia de COVID-19, podrían acelerar aún más las transformaciones en las tenencias de reservas de los bancos centrales.

El status quo

Actualmente existen alrededor de 180 monedas nacionales, pero solo unas pocas se utilizan ampliamente para transacciones internacionales, como facturación, pago de importaciones y emisión de deuda o inversión en el extranjero. Estas monedas son el dólar estadounidense, el euro y, en menor medida, el yen japonés, la libra esterlina y algunas otras. Cuando golpean las crisis, las empresas y los inversores suelen buscar seguridad en dólares.

Los bancos centrales han mantenido reservas internacionales durante mucho tiempo en estas mismas monedas. Esto no es sorprendente, ya que las reservas están destinadas a respaldar las transacciones internacionales como se describe anteriormente, lo que permite a las autoridades del país financiar las necesidades de la balanza de pagos, intervenir en los mercados de divisas y proporcionar divisas a los agentes nacionales.

La lentitud del cambio en las tenencias de reservas

Sobre la base de un nuevo conjunto de datos, un nuevo documento del personal técnico del FMI analiza la composición y los impulsores de las tenencias de divisas de reserva de los bancos centrales durante las últimas décadas, y cómo estos impulsores han cambiado.

Un hallazgo clave es que, dado el dominio internacional del dólar (y hasta cierto punto, del euro), hasta la fecha, cualquier cambio en las tenencias de reservas del banco central ha sido mínimo.

Por ejemplo, a pesar del papel cada vez más importante de China en la economía mundial, el renminbi chino solo ha ganado una pequeña presencia en las transacciones mundiales, como la emisión de deuda externa o el comercio en el mercado mundial de divisas.

El documento también encontró que los vínculos financieros parecen ser un impulsor clave de las tenencias de divisas de reserva, y cada vez más en la última década. Esto sugeriría que, mientras el dólar continúe dominando las finanzas y el comercio mundial, su dominio como moneda de reserva parece que perdurará.

Pero, así como los glaciares de movimiento lento a veces pueden avanzar inesperadamente, la composición monetaria de las reservas tiene el potencial de sufrir una transformación repentina, inesperada y acelerada.

El futuro de las monedas de reserva

Nuestro documento sugiere una serie de tendencias económicas y financieras que podrían afectar la composición futura de las tenencias de reservas. Los desarrollos geopolíticos y tecnológicos podrían resultar tan importantes como las consideraciones económicas y, junto con la actual pandemia de COVID-19, podrían acelerar las transformaciones futuras. Los posibles impulsores del cambio incluyen:

  • Cambios en las finanzas internacionales: la fuerte respuesta a la emisión de bonos a gran escala de la Comisión Europea en octubre destaca la demanda potencial de alternativas a la deuda denominada en dólares.
  • Los países de mercados emergentes y en desarrollo también podrían emitir más deuda en las monedas de acreedores emergentes, como China, para ayudar a satisfacer las crecientes necesidades de financiamiento. Nuestro documento encuentra que la denominación en moneda de la deuda pública es un determinante especialmente importante de las tenencias de reservas de los mercados emergentes y los países en desarrollo, lo que probablemente refleja el deseo de los bancos centrales de protegerse contra los riesgos asociados con las obligaciones de la deuda.
  • Los cambios en los vínculos comerciales y las prácticas de facturación también podrían alterar la demanda de divisas internacionales. Tanto la pandemia como las recientes tensiones comerciales han puesto de relieve la fragilidad de las cadenas de suministro mundiales. Los países están ahora más interesados ​​que nunca en garantizar suministros críticos. Un cambio hacia la producción localizada reduciría la demanda de monedas internacionales.
  • Mientras tanto, una menor dependencia de un único socio comercial podría diversificar la demanda de divisas. La reciente conclusión de la Asociación Económica Integral Regional en Asia, un acuerdo de libre comercio entre quince estados nacionales de la región, puede significar un papel más importante para las monedas alternativas que actualmente representan una pequeña parte de las reservas internacionales.
  • La credibilidad de las políticas de los países emisores de deuda es fundamental para la confianza en sus monedas. La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la necesidad de que los emisores actuales y potenciales promulguen políticas sanitarias y económicas sólidas para preservar su potencial de crecimiento.
  • El uso internacional de monedas también puede reflejar consideraciones estratégicas. Por ejemplo, las decisiones de la cartera de divisas de reserva pueden verse influidas por consideraciones de política exterior y vínculos de seguridad. Las consecuencias de las tensiones comerciales y las sanciones internacionales pueden hacer que los países consideren cambios en sus tenencias de reservas y que los emisores potenciales busquen internacionalizar sus monedas.
  • La pandemia ha acelerado los avances en las tecnologías financieras y de pago. La competencia potencial de emisores privados como Diem, el sistema de pago de Facebook, ha impulsado a los principales bancos centrales a acelerar el trabajo sobre las monedas digitales de los bancos centrales y los pagos transfronterizos. El Banco Central Europeo y el Banco Popular de China, entre otros, están explorando la emisión de monedas digitales del banco central que podrían aumentar la demanda de sus monedas.
  • Las plataformas de tecnología superior también podrían ayudar a las nuevas monedas a superar algunas de las ventajas de las monedas tradicionales. Dependiendo de la adopción y el uso de dinero digital público o privado, los bancos centrales podrían tener que repensar qué constituye y cómo mantener las reservas en el futuro.

Actualmente no hay indicios de cambios importantes en la composición de las monedas de reserva del banco central. Sin embargo, el ritmo glacial del cambio en las últimas décadas no debe tomarse como una indicación del futuro. Existe una considerable incertidumbre en torno a las tendencias económicas y financieras mundiales, así como a los desarrollos geopolíticos y tecnológicos, por lo que hay margen para una transformación más dinámica en el futuro.

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