Los Security Token serían un híbrido entre acciones de una empresa y una criptomoneda, con la ventaja de que tienen menor coste que las acciones bursátiles y la seguridad y ventajas de la tecnología blockchain.
Como ya hemos explicado anteriormente qué es un token, ahora podemos clasificar los tokens en tres formas: token de utilidad, token de equidad y token de seguridad.
Pues bien los token de seguridad, son un tipo de tokens criptográficos similares a cualquier otro, pero vinculados a los security tradicionales. Es decir, están ligados a valores financieros.
Un security o valor, es un tipo de activo financiero intercambiable: Bonos, swaps, futuros,… Existen muchos tipos de security, y uno de ellos muy recurrente son las acciones tradicionales de empresas. La tecnología blockchain permite digitalizar los seguridad dotándolos de muchas ventajas que permiten reducir costes, tiempo y burocracia. Con esta acción, llega el nacimiento de los Security Token.
Esto en la actualidad ya es una práctica muy común, de hecho no es raro ver este tipo de token como una forma de acción. Es decir, los tokens de seguridad se otorgan a los propietarios unos derechos y obligaciones (por ejemplo, derecho a voto y/o dividendos). Esto está relacionado con respecto a la cantidad de tokens en propiedad. Los cuales pueden ser transferidos e intercambiados entre personas y robots de cualquier lugar a la velocidad de la luz
Al igual que el resto de tokens, estos pueden ofrecerse a través de una ICO. Lo cual permite a las empresas obtener capital mediante la venta de unas acciones (en forma de token criptográfico). Todo ello a un costo teóricamente más bajo de lo que valdrá en un futuro.
Con ello, las implementaciones están intentando encontrar el encaje legal y requisitos que este tipo de tokens han de cumplir. Esto es especialmente importante para los inversores, pues, la compra y actuación de estos tokens está regulada por ley. Leyes que pueden cambiar de un país a otro.
Objetivo de un token de seguridad
El objetivo de los Security Token es ofrecer derechos bastante similares a las acciones tradicionales. Permitiendo llegar a un público más amplio, eliminando la burocracia y la lentitud. A la misma vez que lo hace a un coste mucho más reducido que tener que cotizar acciones.
Este tipo de activos permite el desarrollo de los “Simple Agreement for Future Tokens (SAFT)” que permite a los inversores acreditados la compra de contratos durante una oferta simbólica en la que obtendrán como recompensa un token desarrollado por la compañía bajo la forma de Utility Token que pueda ser un activo circulante para el uso en la plataforma.
De nuevo, la regulación aún está buscando la frontera para separar conceptualmente el Security Token y el Utility Token. Pues muchas aplican que todos los tokens son Security Tokens. Algo de lo que estar muy atento en el momento que pueden ser cotizados, intercambiados con base en otra divisa o criptodivisa.
Un ejemplo de esto es la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, también conocida como SEC. Este ha avisado en reiteradas ocasiones que lanzar este token implica cumplir con toda la regulación para activos financieros. Incluso ha ido más allá, y ha informado que cualquier token que detecten en el mercado que pueda calificar como “Seguridad” obligatoriamente deberá cumplir con las normas para activos financieros, aunque ellos no lo consideren.
Adicionalmente, la SEC obliga a cumplir el precepto de que “no se puede hacer publicidad masiva de una ICO donde cualquier individuo pueda adquirir el activo financiero” entre otras cosas. Para lograr esto, la SEC se guía por la Howey Test, un método que permite saber si un token es un valor o no.
Howey Test: valores y los security tokens
La Howey Test o Pruebas de Howey, es un método por el cual se puede probar si una determinada acción económica es un contrato de inversión o no. Su creación data del año 1946, cuando la Corte Suprema estadounidense manejó un caso monumental, conocido como SEC vs Howey, el cual sentaría las bases de la ahora infame prueba Howey. En el caso se trataba de establecer una prueba de si un acuerdo particular involucra un contrato de inversión o no.
La prueba consistía en una serie de parámetros que definirían si una transacción se llamará un contrato de inversión. Esos parámetros son:
- Es una inversión de dinero.
- La inversión es en una empresa común.
- Hay una expectativa de ganancias del trabajo de los promotores o del tercero.
El término “empresa común” está abierto a interpretación, pues muchos tribunales federales han redefinido el concepto. A pesar de que las Pruebas de Howey originales usaban el término “dinero”, los casos posteriores lo expandieron. Con lo que incluyeron otros tipos de inversiones y activos que no fueran dinero.
Además, hay otra cosa importante que se debe considerar al determinar los valores. Los beneficios que provienen de la inversión, ¿están bajo el control del inversor o están completamente fuera de esto? Si no está bajo el control del inversor, entonces el activo generalmente es declarado una garantía.
Entonces, ¿Cómo es esto relevante para ICO y tokens?. Si el token cumple con los tres criterios mencionados anteriormente, entonces se considera como un security.