Es un viaje por carretera sin igual. La Bitcoineta ha recorrido 22.000 millas en un año para difundir el potencial de las criptomonedas a los ansiosos latinoamericanos.
En Argentina hoy en día, los viajes por carretera no son nada fáciles. Las protestas, o piquetes, como se les llama, son algo cotidiano.
Las protestas en contra de las políticas gubernamentales, los injustos patrones locales y otros males que acosan al país están a la orden del día y los manifestantes bloquean las carreteras con neumáticos y barricadas en llamas, dejando el tráfico paralizado durante horas.
Pero ni siquiera eso es un obstáculo para una tripulación intercambiable de entusiastas de la criptocultura, que viaja por América Latina en un autobús personalizado llamado La Bitcoineta.
Hasta la fecha, han recorrido 22.000 millas —algo mas de 35000 kilómetros— divulgando los aspectos mas importantes sobre las criptomonedas y tecnologías blockchain en más de 150 pueblos y ciudades de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Su entusiasmo es ilimitado, y las dificultades económicas de Argentina y Chile no hacen más que aumentar el atractivo de la Bicoineta.
Hasta el fin del mundo
“Los encuentros casuales son lo más interesante”, dijo el coordinador de La Bitcoineta, Sebastián “Chevy” Contreras, a Decrypt en una llamada desde Argentina.
“Empiezas a hablar de Bitcoin cuando estás en la carretera, o lo haces en el hotel donde te alojas, o lo haces en la gasolinera. No se trata de convencer a la gente de que compre o use bitcoin, sino de decirles por qué creemos que es una solución, o una herramienta que puede ayudarles en un futuro no muy lejano”, dijo.
Contreras forma parte de un equipo de 20 personas. La Bitcoineta ya tiene dos años y está financiada por LaBITConf, el principal evento de Bitcoin en América Latina, que comenzó hoy en Uruguay.
Rodolfo Andragnes, cofundador de la organización sin fines de lucro Bitcoin Argentina, es una de las figuras clave detrás de La Bitcoineta, así como de muchas de las iniciativas sociales relacionadas con las tecnologías blockchain en la región.
El objetivo, dijo, es llegar a las personas que viven en los rincones más recónditos del continente; aquellas que viven en regiones remotas, sin Internet, y sin siquiera una señal de teléfono móvil. Más del 50% de la población argentina no tiene acceso a la banca, dijo.
El interés de Andragnes en Bitcoin se remonta a 1997, cuando registró el dominio bitcoins.com para un proyecto de e-cash. “Uno que era muy inferior a Bitcoin”, enfatizó.
Más tarde vendió el dominio a la ya desaparecida exchange de criptomonedas, Mt. Gox. Animado por su buena fortuna, comenzó Bitcoin Argentina en 2013.
La Bitcoineta tiene un presupuesto anual de entre 30.000 y 50.000 dólares para viajar lo más lejos que sus entusiastas puedan, y para llegar al mayor número de personas posible, dijo. “Se trata de motivar a la gente sobre Bitcoin y Blockchain, y de ayudarles a iniciar sus propias reuniones locales, para despertar una idea”.
La gente se preocupa por este proyecto. Estamos contentos con eso. Yo no diría que es económicamente exitoso, pero no se espera que lo sea. – Rodolfo Andragnes
La Bitcoineta visitó recientemente Ushuaia, una ciudad llamada el “Fin del Mundo”, gracias a su remota posición en el archipiélago de Tierra del Fuego, el extremo más meridional de Sudamérica. La gente nunca había oído hablar de Bitcoin, dice Contreras. Y eso a pesar de vivir al lado de la granja minera más grande de Argentina.
La camioneta está ahora en su segunda reencarnación. La primera Bitcoineta fue destruida en un accidente. Afortunadamente, nadie resultó herido y pronto se encontró una furgoneta nueva.
Otra apuesta peligros fue cuando La Bitcoineta hizo una corta incursión en Bolivia, donde las criptomonedas son ilegales. “Bolivia tiene una situación muy difícil en este momento”, dijo Contreras. El equipo se quedó sólo dos días. Y por una buena razón: la furgoneta lleva un logotipo inconfundible de Bitcoin.
Viviendo la vida al estilo Bitcoin
En el interior, La Bitcoineta está equipada con servicios para largos períodos de viaje, además de un proyector utilizado para proyectar películas educativas desde la parte trasera del autobús, un punto de acceso Wi-Fi y una mesa en la que está integrado un nodo completo. La mesa también se convierte en una cama.
Siempre hay un piloto y un copiloto, pero hasta cinco personas pueden viajar en el autobús a la vez. La gente se une a La Bitcoineta en base a un acuerdo de “subirse y bajarse”, dijo Andragnes. Hay una lista de espera para algunos viajes.
“Tratamos de vivir según los principios de Bitcoin: la necesidad de’no confiar, verificar’; la necesidad de transacciones entre pares, de hablar con la gente, porque tienes toda esta información en Internet, pero ni siquiera tienes una conexión a Internet en algunos lugares a los que vamos. “Todos pensamos que Bitcoin es algo más grande que el dinero o la blockchain”, dijo Contreras.
Organizan charlas y talleres en auditorios universitarios, en eventos culturales, en plazas e incluso en salas de estar de los residentes locales. Se adaptan cuidadosamente a su público, que puede ir desde niños en edad escolar hasta abuelas, y desde funcionarios locales hasta ganaderos.
Hablan de los fundamentos: los usos de bitcoin; sus cualidades, como la resistencia a la censura, pero también los retos a los que se enfrentan las criptomonedas -privacidad, regulación prohibitiva o restrictiva, y escalabilidad.
Nadie habla del precio. A nadie le importa si el bitcoin sube o baja, dijo Contreras.
Chile, Bariloche y Patagonia
La semana pasada, La Bitcoineta estuvo en Chile. La situación allí es crítica, dijo Contreras. La brutal represión contra quienes se manifiestan en contra de la crisis económica ha resultado en un toque de queda a las 6 de la tarde, y ha restringido las actividades de La Bitcoineta.
“La gente está muy preocupada por lo que está sucediendo, porque Chile era un país muy rico, no estaba preparado”, dijo Contreras. “Los supermercados tienen barricadas, como si se prepararan para una redada. Es muy, muy triste lo que está pasando en Chile”. Añadió que habían descubierto una comunidad bitcoin “muy emergente”.
Antes de eso, La Bitcoineta visitó San Carlos de Bariloche, un tranquilo pueblo de montaña en el norte de la Patagonia que cuenta con el centro de esquí más grande de Sudamérica.
Juan Pablo Canepa, que dirige un proyecto de comunicaciones criptográficas sin fines de lucro llamado Criptoposta, se unió al equipo. Además del alcance educativo, también ayuda a las empresas locales a empezar a aceptar pagos en criptomonedas. Y ha establecido una “criptoneta” en Bariloche, una red de tiendas que aceptan las cripto como medio de pago.
Pasó 20 días viajando en La Bitcoineta, recorriendo la Patagonia y el sur de Argentina.
“A cada lugar al que íbamos, la gente estaba abierta y ansiosa por aprender”, le dijo a Decrypt.
Bitcoin y Litecoin son dos criptomonedas populares, dijo. Y algunas personas están interesadas en la tecnología más amplia de la cadena de bloques, cómo funciona y de que tratan ciertos proyectos como IOTA.
Argentina puede proveer muchos incentivos para la adopción de criptomonedas
“En Argentina, los precios suben todos los días, por lo que la gente busca soluciones alternativas para sus ahorros”, dijo Canepa.
El gobierno de Mauricio Macri ha introducido controles estrictos sobre el movimiento de fondos, para detener una crisis financiera que empeora rápidamente.
Desde 2015, el valor del peso argentino ha caído más de un 85% frente al dólar. No es de extrañar, entonces, que los argentinos se decanten por el bitcoin.
“La gente ahora está buscando diferentes opciones, cualquier cosa que pueda ser una alternativa”, dijo Canepa. “Cualquier cosa que puedan encontrar que funcione. Hay mucha incertidumbre; un nuevo presidente. Todo el mundo está especulando mucho”.
Andragnes estuvo de acuerdo. Él cree que las criptomonedas están cobrando impulso de nuevo, tal como lo hicieron durante la última campaña de represión económica del gobierno en 2017.
Las nuevas y estrictas reglas significan que las transferencias electrónicas necesitan autorización explícita, y el gobierno ha establecido un límite para la compra de dólares estadounidenses de 200 dólares al mes. Las criptomonedas no se pueden comprar con una tarjeta de crédito o cuenta bancaria, por lo que la gente emplea métodos alternativos para eludir las restricciones.
Pero a pesar de sus políticas de línea dura, Andragnes dijo que el gobierno argentino está razonablemente abierto a las criptomonedas, y está buscando promulgar alguna forma de legislación y estándares para comercializarlas.
Contreras dijo que, si bien la gente estaba interesada en aprender sobre las soluciones alternativas, el equipo de La Bitcoineta anima a los lugareños -desde herreros y diseñadores gráficos hasta abogados y agricultores- a aceptar el bitcoin como medio de pago.
En este momento, La Bitcoineta está en LaBITConf en Montevideo, Uruguay. Fuera de la capital, la gente no está tan interesada en las criptomonedas, dijo Contreras. “Los bancos siempre parecen funcionar, muchas personas son empleados del estado y no parecen necesitarlo.” Pero agregó que, en la capital, Montevideo, el interés por las criptos está creciendo entre una comunidad profesional de abogados y programadores.
Contreras también es cineasta y está preparando una película sobre los viajes de Bitcoineta que se proyectará en LaBitconf. A principios del año que viene se publicará la versión completa del film.
Después de Uruguay, cree que La Bitcoineta podría llegar a la costa atlántica de Argentina para la temporada de verano. Las playas y las barbacoas llaman la atención.
Pero lo que realmente impulsa a estos voluntarios es su pasión por Bitcoin y otras criptomonedas.
“La gente se preocupa por este proyecto. Es algo agradable. Estamos contentos con eso. Yo no diría que es económicamente exitoso, pero realmente no se espera que lo sea”, dijo Andragnes.
Contreras concuerda: “Cuando llegas a un pueblo muy pequeño y encuentras una comunidad de veinte bitcoiners, es increíble. Es un trabajo, pero más alla de esto, es una convicción”.